Los alumnos de 7° grado escucharon en formato de audiolibro "El principito" para interiorizarse de la historia y poder comenzar luego la lectura de "El regreso del joven principe".
Esta escucha insentivo y permitió entender que quería decir el título de este libro.
Hoy terminaron de leer "Cartas amarillas de la Boca a Rosario" los alumnos de 5° grado.
Pablo y Violeta, los protagonistas de Cartas amarillas de La Boca a
Rosario, se hacen amigos por correspondencia. Él es boquense de corazón y
ella, hincha de Rosario Central. Entre carta y carta, la amistad crece.
Los chicos se cuentan, por medio de fotos, postales y cómics, las
andanzas de sus mascotas, los goles de sus equipos; los amores y
secretos de sus bisabuelos, que hace un siglo llegaron de Europa ¿Cómo
acortar la distancia entre Rosario y La Boca? Un cofre con hojas
amarillas, bisabuelos inmigrantes y una serie de cartas que entretejen
una amistad sin límites entre
dos chicos de hoy.
¿Escuchás? Es el Yasy Yateré! Rapidito, para
dentro!... ¡Vengan para acá!, dicen las madres y los mayores a
"la gurisada" (incluidas las jovencitas...).
Es típico escuchar esto en Misiones, Corrientes y alrededores...
Es que en noches de luna, o pleno mediodía de verano se oye un silbido:
yasy yateré...yateré... cada vez más cerca, más fuerte...; entonces, las mamás
hacen todo por no dejar solos ni un momentito a sus hijos más chicos...
El responsable de tanto alboroto es un pajarito que vive en las selvas
del nordeste argentino, cuyo silbido monótono se oye al amanecer y anochecer.
Su representación física es el de una criatura de entre 2 y 6 años, de
cara bonita, rubio, ojos azules o amarillos, sin orejas. Tiene un olor muy
fuerte y desagradable.
Rapta niños que encuentra solos al mediodía o a la siesta. Sólo se lleva
a los varones, a las mujercitas, por lo general las deja pues tienen el pelo
tan largo como él. Lame sus frentes para quitarles el bautismo. Al rato de jugar
un rato con ellos, los abandona envueltos en lianas y enredaderas, y los niños
quedan mudos, atontados presa del su encantamiento.
Todos los años, para el aniversario del rapto, los chicos sufren ataques
de epilepsia, para curarlos hay que bautizarlos de vuelta, cosa que no siempre
funciona.
El Yasíyateré usa un gorro o boina roja. Su ropa es amarilla. Alrededor
de su cuello tiene muchas llaves de oro y cinco anillos en los dedos. Lleva una
varillita mágica, un bastoncito de oro muy brillante en el cual reside todo su
poder; si alguien logra quitárselo comienza a llorar, pidiéndolo. Sin su bastón
se debilita.
Cuando camina queda solo la huella del pie izquierdo, el derecho no se
ve. Vive en lo profundo de la selva y come solamente huevos, miel y fruta. Es
dueño de muchísimas alhajas y de tesoros.
Desde mucho
antes que las historias comenzaran a ser escritas, hace muchisimo
tiempo, existen relatos que cuentan las amistad entre hombres y
delfines.Los Griegos en la antigüedad son particularmente muy fecundos
en este tipo de relatos, y hay hermosos mosaicos con figuras de delfines
en mas de un templo y un palacio. En Delos, por ejemplo, esta la casa
de los delfines, llamada así justamente por sus mosaicos, y en Creta hay
un palacio cuyo frontis esta decorado con delfines.
En
muchas leyendas de origen prehistórico, se hablan de grandes peces
amigos de los héroes y salvadores de niños sagrados y doncellas o damas
principales. Prácticamente en todas las culturas marítimas dichos
"grandes peces" se hacen presentes con su carácter alegre, desinteresado
y sensible a la belleza de la forma y la conducta humana, peces
inteligentes y sensitivos.
Hasta
hace relativamente poco tiempo dichas historias eran consideradas como
meras leyendas. Hoy ya no. Menos de dos siglos atrás el hombre
comprendió de verdad que los delfines no son peces sino mamíferos de
sangre caliente, emparentados con los seres humanos. Y estos acuáticos,
dichosos primos nuestros, han dado, y siguen dando pruebas de una
manifiesta buena voluntad hacia el genero humano, con un comportamiento
tal que hasta se les ha llegado a "conceder" la posibilidad de que
posean una inteligencia "al menos semejante a la del chimpancé".
Leyenda de los Delfines
Cuentan los viejos
cuentacuentos del Sur, de muy, muy al Sur... De lo más al sur del
mundo... que los antiguos habitantes, que se llamaban selknam y
que hoy conocemos como Onas, cuando veían a lo lejos, en el mar,
acercarse una ballena, acampaban en la playa durante varios días porque
eso significaba comida y alegría por mucho tiempo. Y entonces, para
calentarse, prendían un lindo fuego.
Pero aquella vez no se trataba
de una ballena, sino de un barco! Eran los españoles que estaban
cumpliendo la hazaña de dar la vuelta al mundo por primera vez. Y
mirando la costa no dudaron al poner el nombre a la nueva tierra: Tierra
del fuego!
Desde la costa, una familia ona decidió acercarse a los visitantes en canoas a darles la
bienvenida.
-Atrapadlos! _rugió el capitán del barco- Servirán para diversión de los reyes en la corte!.
Y
así la familia Ona fue hecha prisionera. Pero no todos en el barco
estaban felices con esto, y, en medio de una feroz tempestad, un grumete
llamado Miguel, los ayudó a escapar, y mientras los españoles temblaban
de miedo porque creían haber llegado al fin del mundo, los Onas se
arrojaron al mar para llegar nadando hasta sus playas. _ Preferimos
nadar, antes que ser esclavos...
Pero el mar es inmenso, y por más
que nadaran muy bien, nunca llegarían. Así que algo pasó, algo
fantástico, algo increíble: Los Onas se transformaron en los delfines!
Si!
Así nacieron los primeros delfines! Nadan como peces, pero respiran y
piensan como personas, y, como los Onas, viven y crecen juntos,
ayudándose en una gran comunidad.
Los
guaraníes la llamaron Caá y fueron ellos quienes descubrieron sus excelentes
propiedades. Su nombre quiere decir "hierba o yerba", pero en realidad se trata
de un error de apreciación, dado que los conquistadores al ver tan pequeñas
partículas, así la denominaron, cuando en verdad son las hojas de un árbol, que
en estado desarrollado y primitivo suele alcanzar los ocho metros de altura.
Dicen que dicen… …que quien
conozca Misiones, con su tierra colorada, sabe de su lujuriante selva, con enormes
árboles de frondosas copas, de las plateadas aguas que corren por sus ríos,
formando bellísimas y exuberantes cataratas con torrentes maravillosos, conoce
los degradé de verdes que inundan la selva y la pueblan de animales y colores. Sabrá que crecen allí los helechos más
hermosos y las delicadas orquídeas y sus bosques poblados de tucanes, osos
hormigueros, ágiles coatíes, simpáticos monos, mínimos colibríes, aladas
mariposas y enormes papagayos, entre otros, todos propios del lugar. Muy de trecho en trecho, algún rayo de sol
suele colarse entre el follaje de los tupidos bosques. Yací, la luna, que era muy curiosa, estaba
fascinada con el paisaje del lugar y de ello habíales contado al sol y las
nubes. Araí, la nube, dejaba filtrar sus rayos e
iluminaba las copas de los árboles misioneros cubriendo la selva de luz
resplandeciente. Cierta vez, Yací y Araí se pusieron de
acuerdo y las dos juntas decidieron bajar a la tierra, por eso, Tupá, el dios
bueno y bondadoso, les dió el don de transformarse en dos hermosas y pálidas muchachas. Al descender las dos jóvenes comenzaron a
recorrer la selva, era mediodía, se escuchaba el melodioso canto de los pájaros
y el cuchicheo ensordecedor de los insectos. Todo esto maravilló a las muchachas y en su
distracción no les fue posible escuchar las sigilosas pisadas del yaguareté que
se aproximaba dispuesto a atacarlas, agazapado entre los verdes arbustos. Ellas no sospechaban que un avezado cazador, oriundo del lugar, venía
siguiendo los pasos del yaguareté y cuando éste se propuso atacar a las
jóvenes, él con su arco disparó una certera flecha que fue a dar sobre el lomo
del animal. El magnífico, pero feroz yaguareté, dió un
salto enfurecido y mostrando sus fauces trató de atacar al tirador. Yací y Araí quedaron paralizadas ante el
ataque de aquel animal, pero una nueva flecha se incrusto en su pecho dejándolo
agonizante. El cazador, vió que el animal herido
sucumbía y también creyó ver las siluetas de dos jóvenes que se alejaban a la carrera. El nativo, se acercó al animal y al verlo
quieto trató de buscar en la espesura, pero nada pudo vislumbrar. Cuando llegó la noche, el cazador decidió
que era hora de dejar su cuerpo en reposo y se echó a dormir en su cómoda
hamaca. Al poco rato, el hombre tuvo un sueño
asombroso, en él se repetía la escena del yaguareté y volvía a verse a sí mismo
manejando el arco en el claro del monte, solo que esta vez podía distinguir a
las dos muchachas de piel blanquísima y largos cabellos. Ellas parecían estarlo esperando, es allí,
que el cazador se ve así mismo acercándose a ellas. Yací se aproximaba hacia él
y lo llamaba por su nombre. La bella muchacha se presentó así misma y
luego a su compañera Araí, ambas le agradecieron al cazador por haberlas
salvado y reconociendo cuan valiente había sido al protegerlas de las fauces
del yaguareté. Luego, le dijeron que como premio al valor habían decidido
obsequiarles dos favores, uno era un premio, y el otro, un secreto y agregaron:
- mañana, cuando llegue el día hallarás
al frente de tu maloca una nueva planta a la que llamarás Caá, deberás sustraer
las hojas, tostarlas y molerlas y luego, con ellas prepararás una infusión.- Luego agregaron: - cuando bebas dicha infusión notarás que tu soledad ya no será tal y
lograrás que tus vecinos y amigos quieran compartir contigo este brevaje, el
cual acercará los corazones de los unos a los otros - Aquel cazador solitario se sumergió
nuevamente en un sueño profundo hasta el amanecer. Cuando despertó corrió afuera de la casa
comunal y lo primero que descubrió fue una nueva planta que se alzaba frente a
su puerta, tal como Yací y Araí le habían anunciado. Loco de contento, pero sin
entender demasiado aquel sueño, llamó a los gritos a los miembros de su Tevy. Toda la familia del cazador vió con asombro,
no una, si no muchas plantas de hojitas verdes y ovaladas que crecían aquí y
allá, el cazador le dió a su gente las instrucciones que las jóvenes le habían
encomendado. Ellos recolectaron las hojas y las secaron, una vez hecho esto,
las molieron y buscaron una calabacita y una caña fina, ambas huecas e
introdujeron las hojas y la caña fina y vertieron agua sobre las hojas y así
probaron la nueva bebida. El sabor era raro, un poco amargo pero
apetitoso. Como toda su Tevy, se arremolinó alrededor
del cazador, éste pasó el recipiente y uno a uno lo fueron saboreando. Fue así como nació nuestro sabroso y
riquísimo mate, ese compañero en los momentos de soledad, o ese otro, que
solemos compartir con nuestros parientes y amigos tendiendo un puente entre
unos y otros. Caá: yerba Araí: nube Yasí: luna Maloca: casa comunal Tevy: extensa familia de un jefe
¿Ya conocés a El Coquena?
Protege a los animales (guanacos, llamas y vicuñas) y castiga a quienes los lastiman.Tiene forma de duende
Los alumnos de 5º grado estan haciendo lectura de la leyenda. tanto en soporte papel como digital y en diferentes versiones.
Aqui les mostramos algunas.
Elizabeth es una hermosa princesa. Vive, por supuesto, en un castillo,
usa hermosos vestidos y está comprometida con el guapo príncipe Ronaldo.
Cuando un enorme dragón deja el palacio reducido a cenizas y secuestra a
su prometido, Elizabeth se pone una bolsa de papel (es lo único que no
se quemó en el incendio), y parte al rescate. Sin embargo, parece que
salvar al príncipe al final no le resulta tan provechoso… ¿o sí?