lunes, 6 de abril de 2015

Leyenda "El regalo del cardón".

Para leer


Hace mucho tiempo, aunque ya se practicaba la agricultura en los valles, la vida seguía siendo dura en los cerros y las punas, porque allí los pastorcitos sufrían la sed cuando marchaban tras sus rebaños. Uno de esos pastorcitos se había enamorado de una joven como el pero hija del curaca, el jefe de la comunidad. Cada vez que regresaba a la aldea – después de una larga jornada - , la saludaba desde lejos y ella le sonreía, le sonreía. El curaca no quería ni oír del amor entre los jóvenes. Soñaba con otro destino para su hija (¡seguro, el hijo de otro jefe!), y odiaba al pastorcito. Quizás esa prohibición los acerco. El chico, un día, junto coraje y le hablo: la quería con toda su alma y no se resignaba a vivir sin ella. La joven también le confeso sus sentimientos, y, sabiendo de antemano la oposición que encontrarían, escaparon hacia la montaña. A la mañana siguiente, muy temprano, cuando el muchacho debió marchar con los animales y el grupo de pastores, sus compañeros notaron su falta, pero partieron igual. Rato después, el jefe se levanto para iniciar su labor del día. Advirtió la ausencia de su hija y se sorprendió, porque ella nunca faltaba a esa hora. Algo malicio porque despacho un chasqui al cerro para saber si el pastorcito había marchado con las llamas. ¡Y no le cupo duda!  Convoco entonces a sus guerreros para salir en busca de los enamorados, apresarlos y darles su merecido. Los jóvenes sospecharon que el airado curaca andaría tras ellos. Llevaban horas de delantera, pero conocían la firmeza y la capacidad del jefe y sus guerreros. Apelaron entonces a la Pachamama, la Madre de los cerros, protectora de los cultivos de maíz y de la quinua, la que ampara siempre a quienes le manifiestan su respeto. En lo mas alto del cerro cavaron un hoyito, depositaron en el los alimentos que llevaban y los cubrieron con piedras; allí mismo hicieron una apacheta, uno de esos altares a cielo abierto queen plena montaña reverencian a la Madre generosa. Y cuando la apacheta había tomado forma y el curaca y sus guerreros trepaban la cuesta acercándose a los fugitivos la apacheta se abrió como un manto protector y recogió en su regazo a los dos enamorados. El airado jefe y sus hombres llegaron jadeantes a la cumbre, pero sólo encontraron una apacheta recién hecha ¡y ni rastros de los fugitivos! Tuvieron que volver a la aldea, y cuando el curaca finalmente se resigno, junto a la apacheta brotó una nueva planta, hasta entonces desconocida, que en la sequedad de esas alturas formó un grueso tronco, espinudo, alto y recto y con sus brazos al cielo: ¡era el pastorcito convertido en cardón, agradeciendo para siempre a la Pachamama! Desde entonces, los que marchan por el cerro solo tienen que voltear un cardón para encontrar en su esponjosa y jugosa madera que parece de papel, el agua que saciará la sed de hombres y animales. Y cuando las nubes se amontonan y las montañas resuenan con el trueno que anuncia tormenta, sobre el pecho verde del cardón nace una flor blanca para anunciar la lluvia que bendecirá la tierra: es ella, la enamorada, convertida en flor por la Pachamama.


Audio de la leyenda.



  En video.

Leyenda de El nahuel




 Para leer

El lago Nahuel Huapi está enclavado en territorio argentino, más precisamente en nuestra Patagonia entre las provincias de Neuquén y Río Negro. Comprende 550 km2. Y está rodeado por el parque nacional homónimo.
 
   Dicen que dicen ...que a orillas del lago se asentaban dos comunidades autóctonas las cuales convivían pacíficamente. Eran los puelches y los poyas. Ellos le rendían tributo a un espíritu que vivía en las profundidades del lago.
   Tal era la devoción que le profesaban a ese maravilloso espíritu, que en agradecimiento a los dones que les obsequiaba, solían juntar flores o desprenderse de algún objeto que consideraban valioso para ofrecérselo. Era tan grande el amor que le tributaban que jamás tomaban una decisión sin consultarlo
   Ellos consideraban muy sabias todas sus determinaciones, en él confiaban.
   Vivía en toldos de los poyas una jovencita preciosa, la más bella de todas y cuyo nombre era Maitén.
   Ella era admirada por jóvenes y ancianos no sólo por su bondad sino que su rectitud era absoluta.
   Entre sus admiradores había dos jóvenes hermanos hijos del cacique puelche que no sólo la admiraban sino que estaban profundamente enamorados de ella.
   Los muchachos eran apuestos e inteligentes y eran los sucesores de la dinastía, ambos se disputaban el amor de Maitén y estaban convencidos de ser uno o el otro, uno de los elegidos.
   Cierto día, después de discutir bastante, ambos se presentaron ante la exquisita muchacha y con locuaz sabiduría le hicieron conocer sus aspiraciones.
   Ella los escuchó con verdadero respeto, luego parsimoniosa pero segura, les respondió.
   Maitén los rechazó a ambos dulcemente pero con decidida firmeza.
   Entonces, les hizo conocer que su corazón ya tenía dueño, le pertenecía a Coyán, un miembro de su propia comunidad.
   Los hermanos descontentos con las novedades estaban dispuestos a dar pelea y luchar por el amor de la muchacha, nada les importó que ella  les insistiese que Coyán era su verdadero amor.
   De resultas, ambos decidieron consultar a la machi, la mujer sentenció que ella se haría cargo. Los dos hermanos, sin entender bien el sentido que la anciana  le había dado a sus palabras, se retiraron conformes pensando  que Coyán dejaría de ser un obstáculo.
   Vaya uno a saber con qué ardid,  la anciana convidó a Maitén con una extraña sustancia que a poco de beberla la muchacha cayó adormecida.   
   Luego, la arrojó a una pequeña embarcación, que empujo, no sin esfuerzo a las frías aguas del lago Nahuel Huapi, donde moraba el espíritu que debería decidir cual de los hermanos sería el elegido, o tal vez Coyán...
   Desde la orilla, en medio del bello paisaje patagónico, los dos jóvenes vieron como una canoa se internaba en el lago, claro que ellos ignoraban que Maitén iba en ella.
   De repente, como si una fuerza superior agitara las aguas, tal como la anciana había dicho, el espíritu del lago se hizo presente y furioso levantó enormes olas, eran tan altas las crestas que se asemejaban a un mar embravecido, el rugido de las aguas era ensordecedor.
   Los jóvenes veían subir y bajar la embarcación  hasta la cresta de la ola y luego precipitarse fuertemente hasta el fondo.
   En ese instante, ambos estupefactos oyeron los gritos desesperados de Maitén pidiendo auxilio.
   En ese momento, Coyán apareció en escena, no era momento de rencores, los hermanos pusieron en conocimiento al muchacho que era Maitén quien viajaba en la canoa.
   El joven sin pérdida de tiempo,  se  arrojó decidido a las frías aguas del lago. Coyán, nadó con todas sus fuerzas, cuando ya estaba por alcanzar la embarcación, algo espantoso sucedió, de repente la canoa pareció entrar en un terrible torbellino y desapareció entre las crestas.
   Los gritos de Maitén se oían desde la orilla, mucha gente se arremolinaba y ninguno de ellos podía creer que hubiese olas de tal magnitud, todos alentaban a la muchacha y a Coyán.
   Sin embargo, de pronto pudieron ver a Coyán alcanzar a Maitén y abrazar con demencia el cuerpo de su amada, pero una lengua de agua los envolvió y ya no volvieron a verlos.
   Las aguas comenzaron a tranquilizarse y de dónde habían aparecido las  figuras de ambos enamorados fundiéndose en un abrazo, surgieron dos hermosas aves que sobrevolaron las aguas dando giros sobre las azuladas aguas del lago, ahora increíblemente mansas.
   Luego, las aves desplegaron las alas majestuosamente, dieron un giro señorial y se elevaron para perderse en el horizonte.
   Desde ese día, las aves volvieron cotidianamente al lugar y allí tuvieron sus crías, no eran ni más ni menos que los macas, aves acuáticas, que desde ese suceso los pobladores las reconocieron como símbolo de amor eterno.
   Todavía hoy en día, dicen que al caer el sol, siempre hay dos macas sobrevolando el lago y aseguran que son los espíritus de Maitén y Coyán demostrando que el verdadero amor nunca muere y va mucho más allá hasta llegar a la eternidad.

miércoles, 1 de abril de 2015

2 de abril: Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas

 
o2 de abril de 2013: El Congreso de la Nación Argentina declaró el 2 de abril como el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra en Malvinas, con carácter de feriado nacional y de  acuerdo con lo establecido por la ley 26.085, es uno de los feriados inamovibles, es decir que no se trasladan al lunes.
Argentina da inicio el conflicto, ocupando militarmente las islas el 2 de abril, la invasión es considerada una tentativa del gobierno militar de unir la nación en relación a una causa externa y desviar la atención de crisis económica y política del país.
El 14 de junio las tropas argentinas se rinden, con la entrada de unidades británicas a la isla, con la participación  de otros países, tanto de manera  logística, como en el envío de grupos militares especializados.
El país reivindica los derechos sobre las islas hasta 1990, cuando las dos naciones reanudan relaciones diplomáticas.
CONSTITUCIÓN ARGENTINA, primera disposición transitoria:
La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
Veterano de Malvinas
(Doménico Bova)
Tu rostro sigue marcado
a través de tantos años
tu tristeza no se borra
tu valentía no se olvida.
Muchacho joven aún
de niño fuiste soldado
y supiste de la guerra
sin haberla deseado.
Las vivencias te dejaron
aquellos gritos ahogados.
Tu patriotismo no se mella
aunque fuiste derrotado.
Tu grito de libertad
en las islas usurpadas
se agiganta y da un abrazo
a todos como a un hermano.
Soldado que las quisiste defender,
tus camaradas allí quedaron,
desde el cielo hoy los cubre
un manto celeste y blanco.
Con emoción te agradecemos
soldado de las Malvinas
siempre en ti y en nosotros viven
nuestras islas argentinas.

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