Esta celebración comenzó en Argentina el 15 de junio de 1908 como "Fiesta del Libro". Ese día se entregaron los premios de un concurso literario organizado por el Consejo Nacional de Mujeres. En 1924, el Decreto Nº 1038 del Gobierno Nacional declaró como oficial la "Fiesta del Libro". El 11 de junio de 1941, una resolución Ministerial propuso llamar a la conmemoración "Día del Libro" para la misma fecha, expresión que se mantiene actualmente.
Hace mucho tiempo, aunque ya se practicaba la
agricultura en los valles, la vida seguía siendo dura en los cerros y las
punas, porque allí los pastorcitos sufrían la sed cuando marchaban tras sus
rebaños. Uno de esos pastorcitos se había enamorado de una joven como el pero
hija del curaca, el jefe de la comunidad. Cada vez que regresaba a la aldea –
después de una larga jornada - , la saludaba desde lejos y ella le sonreía, le
sonreía. El curaca no quería ni oír del amor entre los jóvenes. Soñaba con otro
destino para su hija (¡seguro, el hijo de otro jefe!), y odiaba al pastorcito.
Quizás esa prohibición los acerco. El chico, un día, junto coraje y le hablo:
la quería con toda su alma y no se resignaba a vivir sin ella. La joven también
le confeso sus sentimientos, y, sabiendo de antemano la oposición que
encontrarían, escaparon hacia la montaña. A la mañana siguiente, muy temprano,
cuando el muchacho debió marchar con los animales y el grupo de pastores, sus compañeros
notaron su falta, pero partieron igual. Rato después, el jefe se levanto para
iniciar su labor del día. Advirtió la ausencia de su hija y se sorprendió,
porque ella nunca faltaba a esa hora. Algo malicio porque despacho un chasqui
al cerro para saber si el pastorcito había marchado con las llamas. ¡Y no le
cupo duda! Convoco entonces a sus guerreros para salir en busca de los
enamorados, apresarlos y darles su merecido. Los jóvenes sospecharon que el
airado curaca andaría tras ellos. Llevaban horas de delantera, pero conocían la
firmeza y la capacidad del jefe y sus guerreros. Apelaron entonces a la
Pachamama, la Madre de los cerros, protectora de los cultivos de maíz y de la
quinua, la que ampara siempre a quienes le manifiestan su respeto. En lo mas
alto del cerro cavaron un hoyito, depositaron en el los alimentos que llevaban
y los cubrieron con piedras; allí mismo hicieron una apacheta, uno de esos
altares a cielo abierto queen plena montaña reverencian a la Madre generosa. Y
cuando la apacheta había tomado forma y el curaca y sus guerreros trepaban la
cuesta acercándose a los fugitivos la apacheta se abrió como un manto protector
y recogió en su regazo a los dos enamorados. El airado jefe y sus hombres
llegaron jadeantes a la cumbre, pero sólo encontraron una apacheta recién hecha
¡y ni rastros de los fugitivos! Tuvieron que volver a la aldea, y cuando el
curaca finalmente se resigno, junto a la apacheta brotó una nueva planta, hasta
entonces desconocida, que en la sequedad de esas alturas formó un grueso
tronco, espinudo, alto y recto y con sus brazos al cielo: ¡era el pastorcito
convertido en cardón, agradeciendo para siempre a la Pachamama! Desde entonces,
los que marchan por el cerro solo tienen que voltear un cardón para encontrar
en su esponjosa y jugosa madera que parece de papel, el agua que saciará la sed
de hombres y animales. Y cuando las nubes se amontonan y las montañas resuenan
con el trueno que anuncia tormenta, sobre el pecho verde del cardón nace una
flor blanca para anunciar la lluvia que bendecirá la tierra: es ella, la
enamorada, convertida en flor por la Pachamama.
El lago
Nahuel Huapi está enclavado en territorio argentino, más precisamente en
nuestra Patagonia entre las provincias de Neuquén y Río Negro. Comprende 550 km2.
Y está rodeado por el parque nacional homónimo. Dicen
que dicen ...que a orillas del lago se asentaban dos comunidades autóctonas
las cuales convivían pacíficamente. Eran los puelches y los poyas. Ellos le
rendían tributo a un espíritu que vivía en las profundidades del lago. Tal era la devoción que le profesaban a ese
maravilloso espíritu, que en agradecimiento a los dones que les obsequiaba,
solían juntar flores o desprenderse de algún objeto que consideraban valioso
para ofrecérselo. Era tan grande el amor que le tributaban que jamás tomaban
una decisión sin consultarlo Ellos consideraban muy sabias todas sus
determinaciones, en él confiaban. Vivía en toldos de los poyas una jovencita
preciosa, la más bella de todas y cuyo nombre era Maitén. Ella era admirada por jóvenes y ancianos no
sólo por su bondad sino que su rectitud era absoluta. Entre sus admiradores había dos jóvenes
hermanos hijos del cacique puelche que no sólo la admiraban sino que estaban
profundamente enamorados de ella. Los muchachos eran apuestos e inteligentes y
eran los sucesores de la dinastía, ambos se disputaban el amor de Maitén y
estaban convencidos de ser uno o el otro, uno de los elegidos. Cierto día, después de discutir bastante,
ambos se presentaron ante la exquisita muchacha y con locuaz sabiduría le
hicieron conocer sus aspiraciones. Ella los escuchó con verdadero respeto,
luego parsimoniosa pero segura, les respondió. Maitén los rechazó a ambos dulcemente pero
con decidida firmeza. Entonces, les hizo conocer que su corazón ya
tenía dueño, le pertenecía a Coyán, un miembro de su propia comunidad. Los hermanos descontentos con las novedades
estaban dispuestos a dar pelea y luchar por el amor de la muchacha, nada les
importó que ella les insistiese que
Coyán era su verdadero amor. De resultas, ambos decidieron consultar a la
machi, la mujer sentenció que ella se haría cargo. Los dos hermanos, sin
entender bien el sentido que la anciana
le había dado a sus palabras, se retiraron conformes pensando que Coyán dejaría de ser un obstáculo. Vaya uno a saber con qué ardid, la anciana convidó a Maitén con una extraña
sustancia que a poco de beberla la muchacha cayó adormecida. Luego, la arrojó a una pequeña embarcación,
que empujo, no sin esfuerzo a las frías aguas del lago Nahuel Huapi, donde
moraba el espíritu que debería decidir cual de los hermanos sería el elegido, o
tal vez Coyán... Desde la orilla, en medio del bello paisaje
patagónico, los dos jóvenes vieron como una canoa se internaba en el lago,
claro que ellos ignoraban que Maitén iba en ella. De repente, como si una fuerza superior
agitara las aguas, tal como la anciana había dicho, el espíritu del lago se
hizo presente y furioso levantó enormes olas, eran tan altas las crestas que se
asemejaban a un mar embravecido, el rugido de las aguas era ensordecedor. Los jóvenes veían subir y bajar la
embarcación hasta la cresta de la ola y
luego precipitarse fuertemente hasta el fondo. En ese instante, ambos estupefactos oyeron
los gritos desesperados de Maitén pidiendo auxilio. En ese momento, Coyán apareció en escena, no
era momento de rencores, los hermanos pusieron en conocimiento al muchacho que
era Maitén quien viajaba en la canoa. El joven sin pérdida de tiempo, se
arrojó decidido a las frías aguas del lago. Coyán, nadó con todas sus
fuerzas, cuando ya estaba por alcanzar la embarcación, algo espantoso sucedió,
de repente la canoa pareció entrar en un terrible torbellino y desapareció entre
las crestas. Los gritos de Maitén se oían desde la
orilla, mucha gente se arremolinaba y ninguno de ellos podía creer que hubiese
olas de tal magnitud, todos alentaban a la muchacha y a Coyán. Sin embargo, de pronto pudieron ver a Coyán
alcanzar a Maitén y abrazar con demencia el cuerpo de su amada, pero una lengua
de agua los envolvió y ya no volvieron a verlos. Las aguas comenzaron a tranquilizarse y de
dónde habían aparecido las figuras de
ambos enamorados fundiéndose en un abrazo, surgieron dos hermosas aves que
sobrevolaron las aguas dando giros sobre las azuladas aguas del lago, ahora
increíblemente mansas. Luego, las aves desplegaron las alas
majestuosamente, dieron un giro señorial y se elevaron para perderse en el
horizonte. Desde ese día, las aves volvieron
cotidianamente al lugar y allí tuvieron sus crías, no eran ni más ni menos que
los macas, aves acuáticas, que desde ese suceso los pobladores las reconocieron
como símbolo de amor eterno. Todavía hoy en día, dicen que al caer el
sol, siempre hay dos macas sobrevolando el lago y aseguran que son los
espíritus de Maitén y Coyán demostrando que el verdadero amor nunca muere y va
mucho más allá hasta llegar a la eternidad.
o2 de abril de 2013: El Congreso de la
Nación Argentina declaró el 2 de abril como el Día del Veterano y de los
Caídos en la Guerra en Malvinas, con carácter de feriado nacional y de
acuerdo con lo establecido por la ley 26.085, es uno de los feriados
inamovibles, es decir que no se trasladan al lunes.
Argentina da inicio el conflicto,
ocupando militarmente las islas el 2 de abril, la invasión es
considerada una tentativa del gobierno militar de unir la nación en
relación a una causa externa y desviar la atención de crisis económica y
política del país.
El 14 de junio las tropas argentinas se
rinden, con la entrada de unidades británicas a la isla, con la
participación de otros países, tanto de manera logística, como en el
envío de grupos militares especializados.
El país reivindica los derechos sobre las islas hasta 1990, cuando las dos naciones reanudan relaciones diplomáticas.
CONSTITUCIÓN ARGENTINA, primera disposición transitoria:
“La Nación Argentina
ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas
Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e
insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio
nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de
la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a
los principios del derecho internacional constituyen un objetivo
permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
Veterano de Malvinas
(Doménico Bova)
Tu rostro sigue marcado
a través de tantos años
tu tristeza no se borra
tu valentía no se olvida.
Muchacho joven aún
de niño fuiste soldado
y supiste de la guerra
sin haberla deseado.
Las vivencias te dejaron
aquellos gritos ahogados.
Tu patriotismo no se mella
aunque fuiste derrotado.
Tu grito de libertad
en las islas usurpadas
se agiganta y da un abrazo
a todos como a un hermano.
Soldado que las quisiste defender,
tus camaradas allí quedaron,
desde el cielo hoy los cubre
un manto celeste y blanco.
Con emoción te agradecemos
soldado de las Malvinas
siempre en ti y en nosotros viven
nuestras islas argentinas.
El 24 de marzo de
1976 las Fuerzas Armadas argentinas derrocaron algobierno constitucional presidido por Isabel Martínez, viuda de Juan Domingo Perón, y lo sustituyeron por una Junta integrada por representantes del ejército, la marina
y la aeronáutica. El autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”
instaurado
entonces tuvo entre sus objetivos acallar cualquier tipo de
disidencia política e ideológica
e implementó una feroz política represiva
dirigida contra amplios sectores de la sociedad
argentina: secuestros,
asesinatos, torturas, censura sobre los medios de comunicación
fueron los
instrumentos de que se valió el Estado para imponer el “orden” en la sociedad.
La dictadura también implementó una profunda reestructuración económica y social
en el país. Las garantías constitucionales fueron suspendidas, la actividad de
los partidos políticos
fue prohibida y varios de sus principales dirigentes
encarcelados y perseguidos. La investigación
que llevó a cabo la Comisión
Nacional para la Desaparición de Personas (CONADEP), publicada
con el título
Nunca Más, logró documentar la desaparición de 8960 personas, pero se estima
que
fueron muchos más los que sufrieron el mismo destino. A ellos se suman los
casos de cientos de personas que permanecieron detenidos sin causa ni acusación
concreta durante varios
años y la situación de los niños que, luego de nacer en
centros clandestinos de detención, fueron
secuestrados, privados de su
verdadera identidad y entregados en forma irregular en adopción.
Miles de
ciudadanos fueron despojados ilegalmente de sus bienes, cesanteados y
expulsados
de sus trabajos por razones políticas, e incluso obligados a
exiliarse.